
23/03/2025
SI ERES DE ESTE BELLO ESTADO, QUIZÁS TE PUEDE INTERESAR… COLIMA EN EL AÑO 1864.
SEGUNDA PARTE…
✒️ Rogelio Centeno Dueñas
Colima según allí dicen, tiene treinta mil habitantes y se extiende entre rectas calles empedradas con su plaza principal, su alameda, su plaza del mercado, sus baños sobre el río, su plaza de toros, su teatro y su cárcel de mampostería. La ciudad de Colima, sin duda por la proximidad del volcán, está continuamente sacudida por fuertes terremotos; y ha habido veces que ha llegado a destruirla casi completamente. Los Colimotes dicen que la ciudad estaba sobre un inmenso subterráneo natural, llamado de San Telmo, que se extiende hasta el mar y va a terminar cerca de Cuahuayana.
Los temblores destruirán la ciudad y se pensó muy racionalmente en cambiar de lugar y construirla en otro más seguro. Con motivo de los grandes males que a la ciudad causaban los temblores, idearon un modo original de construir sus casas. Las casas no tienen azoteas, sino techo inclinado de tejas.
Este techo no reposa sobre las paredes, sino sobre grandes vigas que a su vez están sostenidas en tramos de palmas clavados en el suelo; después se hacen las paredes entre los troncos que sostienen el techo. Las casas se componen de un patio grande. En el fondo del patio queda el corral en que están los lavaderos y las caballerizas. Uno de los corredores que rodea las habitaciones es muy ancho y sirve de comedor. El calor impide comer dentro de las piezas, y se decir que no hay una casa que no tenga el comedor en el lugar indicado. Hoy ya hay algunas casas elegantes y bien amuebladas, construidas por los comerciantes alemanes. De los edificios que podríamos llamar públicos, solamente nos ocuparemos del teatro, de los baños y de la fábrica de mantas. El teatro sirve a discreción de circo, de plaza de gallos y de lugar para representaciones cómicas. Los buenos habitantes de Colima tienen su teatro.
A veces, cuando en el foro se presenta algún crimen tenebroso, aquellos espectadores sencillos miran la bóveda del cielo, que parece decirles que hay un Dios que castigue la maldad. Hay dos baños públicos, por supuesto de agua fría; el calor impide usarla tibia. Uno de ellos verdaderamente rústico; el otro es más elegante. Los baños son el lugar de cita diaria de las jóvenes Colimotas. Mientras ellas van a refrescarse, los jóvenes de la ciudad las siguen con el pensamiento. La fábrica de mantas está en uno de los paraísos de los barrios de la ciudad. La exuberancia de esta vegetación es inconcebible; la pluma no le puede pintar; apenas el pincel podría darnos idea de ella. Es un bosque a cada lado y se va a la fábrica por calzadas que tienen a los lados verdaderas paredes de árboles. Tanto considerada social como económicamente esa fábrica es una garantía y una promesa de progreso, de bienestar y de moralidad, pues ahí se elaboran las mantas famosísimas de Colima. Por Ricardo Romero Aceves “Ecos de la Costa”, 16 de septiembre de 1948.
CONTINÚA…