02/02/2022
"Mi papá, abuelos y otros familiares se dedicaron a la raicilla. Desde los 12 años yo les ayudaba. Antes acarreábamos los magueyes con caballos, pero como yo no las podía cargar, pues hay agaves que llegan a pesar 200 kilos como el cenicillo; les tenía la piña lista para que lo subieran a la silla de la bestia. Nosotros jimamos con machete, a diferencia de la industria tequilera que lo hace con coa, porque es una herramienta más ligera y fácil de manipular en accidentados terrenos y de difícil acceso" comenta el maestro raicillero Santiago Díaz Ramos.
"Mi papá murió de 104 años y toda su vida tomó raicilla. Él me enseñó todo sobre el espirituoso y no se me olvida la primera vez que me lo dio a probar. Llevábamos una carga a Yelapa, era un camino largo, de cuatro a cinco horas a caballo, como no llevábamos agua, cortó un carrizo a la pasada, de forma similar a los popotes, y me dijo que tomara un sorbito de los garrafones llenos, poquito porque sino se me iba a subir y me iba a emborrachar. Con el tiempo le tomaba más, disque por la sed, pero así me fui familiarizando con su sabor", rememora a sus 57 años Díaz, quien es la cuarta generación de productores que ha trascendido Raicilla Hacienda El Divisadero.
Información obtenida en Agencia Reforma (17 de enero de 2022) Raicilla: tesoro de sierra y costa. El Vigía. Enlace: https://bit.ly/3uiBEY1
📸 Pedro Jiménez