22/05/2022
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Cuando pensamos en vinos para un asado, casi sin dudarlo, vamos por el lado de los tintos y, para no fallar, apostamos por Malbec o Cabernet Sauvignon. Sin embargo, un asado suele tener diversos cortes de carne, además de chorizo, morcilla, mollejas e incluso empanadas o una picada previa. Por eso vamos con cinco ideas para innovar en tu próximo asado.
Animáte a los blancos. Sobre todo en verano, probá arrancar con un Torrontés o Sauvignon Blanc bien fresco como aperitivo o para la picada. Incluso un Chardonnay jóven, con buena acidez, puede acompañar las achuras bajando la sensación grasa en boca.
Variedad. Generalmente en los asados se abre más de una botella así que aprovechá la oportunidad para probar distintas etiquetas, estilos y varietales. Si podés, no dejes librado al azar que cada comensal lleve una botella, si se encarga una persona podés asegurar que haya “de todo un poco”.
Orden. No importa cuántos o cuáles vinos se consuman, siempre arrancá por los vinos más ligeros para ir ganando en intensidad. Incluso si sólo son vinos tintos, empezá por los más ligeros (como Pinot Noir) y vinos jóvenes, para finalizar con vinos estructurados, con paso por barrica.
Carnes. Es el eje central de un asado y vamos a diferenciarlas según su origen y tenor graso. En general, la carne de ave o la porcina van bien con blancos de cuerpo medio o tintos ligeros. Por su parte, la carne vacuna va bien con tintos de mayor intensidad y, a mayor cantidad de grasa, variedades más tánicas como el Cabernet Sauvignon o Tannat.
Postres. Acá se abre otro abanico de posibilidades, donde podés probar vinos dulces de cosecha tardía para acompañar postres frutales, vinos fortificados para postres con chocolate o terminar con vinos espumosos que pueden ser un gran comodín.
Extra tip. Agua, agua y agua… en cualquier ocasión de consumo, siempre tomá al menos un vaso de agua por cada copa de vino!