28/07/2025
KI, LA GATITA SIN OJOS...
(Texto publicado el 2 de julio de 2013, en mi página de facebook bloqueada y después desaparecida).
Hace aproximadamente cuatro años estuve introduciéndome en una colonia llamada El Ranchito, en la Delegación Xochimilco, en la Ciudad de México. El motivo fue que yo organizaba campañas de esterilización gratuitas para gatos y perros.
Fue como conocí un mundo perdido, a donde en la parte más lejana de esa colonia el polvo de las calles alcanzaba varios centrímetros a lo alto. Caminaba y me hundía en el polvo, las casas parecían estar teñidas del mismo polvo y la gente y los animales igual parecían estar hechos de polvo. El lugar olía a soledad y tristeza.
Allí yo andaba hasta muy noche, concientizando a la gente de lo que era la esterilización. Conocí a muchos animalitos, entre ellos a unos gatitos adolescentes que sus dueños no les daban de comer y les pegaban. Yo me hice cargo de ellos por largo tiempo hasta que los envenenaron.
Supe que a un perrito una mujer lo mató y lo clavó a la entrada de esa colonia. También supe de un gatito que le cortaron una patita. Y también supe de una gatita que le sacaron los ojos.
Yo entraba frecuentemente a esa colonia, clasificada de "peligrosa", porque allí vivían: "rateros, drogadictos y asesinos". Y entraba porque organizaba las campañas de esterilización. Yo lo hacía sola. Conseguía apoyos de alguna fundación o de la delegación para que se esterilizara gratuitamente.Mucho me sirvió y me ha servido que, según yo, carezco del instinto de conservación (o al menos no lo tengo tan desarrollado), por eso podía entrar a ese lugar preligroso sin nunca sentir miedo aunque sí sentir tristeza por la situación de los animales.
Regresando a la gatita que le sacaron los ojos: la conocí cuando tenía ojos, la pequeña tenía unos cuatro meses de edad. Era feliz, en su mundo de miseria. La veía correr. Hasta que pocos meses después yo iba saliendo de esa colonia. Estaba hastiada porque no me alcanzaba la comida para tantos gatos y perros que alimentaba en esa colonia, en mi casa y en Taxqueña. Me encontré a la salida de El Ranchito a una mujer que en algún tiempo fue mi amiga, que por conocerme empezó a recoger a gatos y perros, a alimentarlos y llevarlos a esterilizar, pero que nuestra amistad se rompió porque su esposo se molestó de su compasión por los animales. Así que un día empezó a deshacerse de perros y gatos.
Total que de todas maneras yo aún le hablaba. Ese día la encontré y le dije que ella me había mencionado que cuando tuviera trabajo me compraría un bulto de croquetas. La mujer sonrió y dijo: "después". Pero lo que sí me dijo al momento fue que la gatita que yo conocía ya no tenía ojos. Que se los había sacado su dueño. Me fui a mi casa perturbada. No sabía si ir a la casa de la gatita y gritarle a su dueño o robarmela.
Decidí ir al poco tiempo ese mismo día. Llegué con actitud calmada aunque yo estallaba en mi interior. Los niños de esa casa a donde vivía la gatita me dijeron que la gatita ya no tenía ojos. Al poco tiempo llegó su papá, le hablé calmadamente. Me dijo que su vecino que vendía tamales le había sacado los ojos a la gatita un día que ella se metió a su casa y le robó un pedazo de carne.
Yo horrorizada le pregunté cómo andaba la gatita después de perder los ojos. El señor sin darle importancia me dijo que andaba como si nada, que al principio sí se caía del techo al suelo. En ese momento apareció la gatita iba en la calle llena de cascajo, andaba entre los perros buscando comida. Se veía muy sucia y flaquita. Fue dificil convencer a esa gente de que me diera a la gatita pero le prometí a la niña "dueña" que yo misma la llevaría a ver a su gatita a donde viviría.
Ya que en cuanto supe de esa gatita y me fui a mi casa escribí en internet sobre esa gatita sin ojos y una mujer me llamó por teléfono diciéndome que la quería adoptar. Platicamos. Al principio no me dio confianza pero todo el día me estuvo llamando. Finalmente me confesó que la quería para que se le hiciera eutanasia. Le sugerí que primero un veterinario la revisara y sobre eso decidiéramos. Total que me dieron a la gatita. Le metí en una transportadora. La tuve poco tiempo conmigo porque debía ir a Taxqueña a alimentar a los gatos. Juliana Fregoso, la adoptante llegó por la gatita a la medianoche con su marido. Yo traté de sensibilizar a su marido. Cuando entramos a mi casa Juliana me dijo que no hubiera mencionado que la gatita no tenía ojos porque su marido no la iba a aceptar. Finalmente se la llevaron. Sus gatos de Juliana aceptaron bien a la gatita sin ojos. Una de ellas al verla lastimada, porque tenía inflamación e infección en los ojos empezó a bañarla. Al día siguiente KI, como se llamó la gatita sin ojos, se internó en un hospital. El veterinario dijo que estaría quince días en observación y de eso se decidiría si se le hacia eutanasia o no. En menos de una semana Ki salió del hospital. Todos estaban asombrados de que Ki caminaba sin toparse con nada, como si tuviera ojos. Se le bañó se le hizo todo lo que se le debía hacer y se fue a su nuevo hogar. Juliana y su marido la recibieron con muchas plantas porque no saldría al jardín para protegerla, así que querían que tuviera algo de naturaleza dentro de la casa.
Ki se volvió "una diva", me dijo Juliana. Tenía el pelo brilloso y suave. Era una gatita amistosa, cuando llegaba gente iba corriendo a recibirla. El esposo de Juliana llegó a amar enormemente a Ki, y ella a él. En un viaje que el hombre tuvo a Suecia le compró a Ki juguetes para gatita ciega.
Todo era feliz en la vida de Ki. Aunque hace medio año murió. No supe el motivo. Sólo recibí un mensaje en el que Juliana me decía que estaba muy triste porque había mu**to Ki. Le pregunté de qué pero jamás me respondió. Le llamé por teléfono pero tampoco jamás respondió.
Cuando tuve a Ki en mis manos, me pareció tan frágil. Y una enorme furia entró en mi ser por varios días, no podía creer cómo ese hombre se atrevió a sacarle los ojos a la gatita. Ese malvado señor le quitó la oportunidad de mirar la vida a Ki. No estoy segura pero creo saber quién es ese señor que lastimó y le arruinó la vida a KI. Cuando lo veo siento odio.
Hoy quise contarles la historia de Ki, la Gatita Sin Ojos, que tuvo la oportunidad de tener un buen hogar aunque desgraciadamente lo haya encontrado por no tener ojos.
Ki al igual que millones de animales son lastimados, agredidos, maltratados, ase sinados por los seres humanos. Éstos seres inferiores en su mayoría.